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La Virgen de Fátima y los musulmanes

Iglesia Católica

El islamismo acabará en algún momento convirtiéndose al cristianismo — y de una forma que muchos de nuestros misionarios jamás sospecharían.

Fulton J. Sheen,  Ignatius Insight / Tradução ao Portugues:  Equipe Christo Nihil Praeponere / Traducción al Español: Ramiro Fernandez, 29 de Diciembre de 2017

Padre. Mitch Pacwa.

El islamismo es la única gran religión post-cristiana del mundo. Por el hecho de originarse en el siglo VII bajo Mahoma, fue posible que en ella se unieran elementos cristianos y judíos, mezclados con ciertas costumbres típicas de Arabia. El islamismo parte de la doctrina de la unidad de Dios, su majestad y poder creador, y de ella se sirve, en parte, como base para repudiar a Cristo, el Hijo de Dios. Sin comprender la noción de Trinidad, Mahoma hizo de Cristo un profeta que lo anunciaba, así como para los cristianos, Isaías y Juan Bautista son profetas que anuncian a Cristo.

La Europa occidental cristiana casi no escapó a la destrucción producida por las manos de los musulmanes. En un determinado momento, fueron neutralizados cerca de Tours y, en otro punto más tarde, fuera de las puertas de Viena. La Iglesia a lo largo de todo el norte de África ha sido prácticamente destruida por el poder islámico y, en el momento presente, los musulmanes están empezando a levantarse de nuevo.

 

El islamismo terminará por convertirse en algún momento al cristianismo y de una manera que muchos de nuestros misioneros jamás sospecharían.

Si el islamismo es una herejía, como Hilaire Belloc cree, se trata de la única herejía que jamás entró en declive. Otras tuvieron su momento de vigor, entrando en decadencia doctrinal con la muerte de sus líderes y evaporándose por fin, en un vago movimiento social. El islam, por el contrario, sólo tuvo su primera fase. Nunca hubo un momento en que se haya debilitado, sea en números, sea en la devoción de sus seguidores.

El esfuerzo misionero de la Iglesia en relación a ese grupo ha sido, al menos superficialmente, un fracaso, pues los musulmanes en general, hasta el momento, se han mostrado prácticamente inconvertibles. La razón de esto es que, convertirse un seguidor de Mahoma al cristianismo es casi como un cristiano convertirse en un judío. Los musulmanes creen poseer la revelación final y definitiva de Dios para el mundo, siendo Cristo sólo un profeta que anunció Mahoma, el último de los verdaderos profetas de Dios.

En el momento presente, el odio de los países musulmanes contra Occidente se está convirtiendo en un odio contra el propio cristianismo. Aunque los estadistas no se han dado cuenta de ello, subsiste el grave peligro de que el poder temporal del Islam vuelva a la superficie, y con ello existe la amenaza de que él venga a sacudir un Occidente que dejó de ser cristiano y se firme como una gran potencia mundial anticristiana. Los escritores musulmanes dicen que "cuando los enjambres de langostas oscurecen muchos países, ellos traerán en sus alas las siguientes palabras en árabe: 'Nosotros somos los anfitriones de Dios, cada uno de nosotros tiene noventa y nueve huevos y, si tuviéramos cien , devastaríamos al mundo con todo lo que en él existe '".

El problema es: ¿cómo podemos prevenir el surgimiento del centésimo huevo?

Es una firme convicción nuestra que los temores que algunos nutren en relación a los musulmanes no deben ser tenidos en cuenta, porque el islamismo, acabará en algún momento por convertirse al cristianismo - y de una manera que muchos de nuestros misioneros hasta jamás sospecharían. Es una convicción nuestra, también, que eso sucederá no por medio de la enseñanza directa del cristianismo, sino a través de una convocatoria de los musulmanes a una veneración de la Madre de Dios.

He aquí mi línea de argumentación.

El Corán, que es la Biblia de los musulmanes, tiene muchos pasajes relacionados con la bienaventurada Virgen María. En primer lugar, el Corán cree en su Inmaculada Concepción y también en la concepción virginal de Cristo. El tercer capítulo del Corán sitúa la historia de la familia de María en una genealogía que se remonta a Abraham, Noé y Adán. Quien compara la descripción que el Corán hace del nacimiento de María con el evangelio apócrifo sobre el mismo tema, estará tentado a creer que Mahoma, en gran parte, se apoyó básicamente en este escrito para componer el suyo. Ambos libros describen la edad avanzada y la esterilidad cierta de la madre de María. Cuando Santa Ana concibe a María, sin embargo, están contenidas estas palabras en el Corán: "Oh Señor, yo te entrego y consagro a Ti lo que ya se encuentra dentro de mí. Acéptalo de mi plena voluntad."

Cuando María nace, su madre dice: "¡Y yo la consagro, con toda su posteridad, bajo tu protección, oh Señor, contra Satanás!"

El Corán suprime la figura de José de la vida de María, pero la tradición musulmana sabe su nombre y tiene alguna familiaridad con él. En esta tradición, José es retratado hablando con María, que es una virgen. Él le pregunta cómo fue posible concebir a Jesús sin un padre, a lo que María responde: "¿No sabéis que Dios, cuando creó el trigo, no necesitó semillas, y que Él con su poder hizo que los árboles crecieran sin la ayuda de la lluvia? Todo lo que Dios necesitaba hacer era hablar. 'Hágase esto, y así fue hecho'."

El Corán también contiene versículos sobre la Anunciación, la Visitación y la Natividad. Ángeles, son retratados acompañando a nuestra Madre Santísima y diciendo: "Oh María, Dios te escogió, purificó y prefirió sobre todas las mujeres de la Tierra." En el capítulo XIX del Corán hay 41 versículos sobre Jesús y María. Hay aquí una defensa tan fuerte de la virginidad de María que el Corán, en su cuarto libro, llega a atribuir la condena de los judíos a una calumnia monstruosa que éstos habrían hecho contra la Virgen María.

María es, entonces, para los musulmanes, la verdadera Sayyida, o Señora. La única que podría posiblemente rivalizar con ella en el credo islámico sería Fátima, la hija del propio Mahoma. Después de la muerte de Fátima, sin embargo, Mahoma escribió: "Vos sois la más bendita entre todas las mujeres en el Paraíso, después de María." En una variante del texto, Fátima dice, acerca de sí misma: "Yo supero a todas las mujeres , con excepción de María."

Esto nos lleva a nuestro segundo punto, que es el siguiente: por qué la Virgen Santísima, en este siglo XX, se reveló en la insignificante villa de Fátima, a fin de que todas las generaciones futuras la conocieran por el título de "Nuestra Señora de Fátima" ?

Como nada que viene del cielo jamás sucede sin una delicadeza de detalles, creemos que la Virgen Santísima escogió ser conocida como "Nuestra Señora de Fátima" para ser un estandarte y un signo de esperanza al pueblo musulmán, así como una garantía de que ellos, que demuestran con ella tanto respeto, terminarán por aceptar, un día, también su Divino Hijo.

La evidencia para apoyar estas convicciones es el hecho histórico de que los musulmanes ocuparon Portugal durante siglos. En el momento en que finalmente fueron expulsados, el último jefe musulmán tuvo una hermosa hija y su nombre era Fátima. Un joven católico se apasionó por ella y, a causa de él, esa muchacha no sólo quedó en el país cuando los musulmanes salieron, como también acabó abrazando la fe. El joven marido la amaba tanto que cambió el nombre de la aldea en que vivía para Fátima. Por consiguiente, el mismo lugar en que Nuestra Señora apareció en 1917 lleva consigo una conexión histórica con Fátima, la hija de Mahoma.

La última evidencia de la relación de Fátima con los musulmanes es la recepción entusiasta que los musulmanes dieron en África, en la India y en otros lugares, a la imagen peregrina de Nuestra Señora de Fátima. Ellos participaron de celebraciones en las iglesias en honor de Nuestra Señora de Fátima; permitieron procesiones y hasta oraciones ante sus mezquitas; y, en Mozambique, los menos ‘convertidos’ se convirtieron en católicos tan pronto como la imagen de Nuestra Señora de Fátima fue allí erigida.

En el futuro, los misioneros católicos verán que su apostolado entre los musulmanes tendrá cada vez más éxito en la medida en que ellos prediquen sobre Nuestra Señora de Fátima. María es el advenimiento de Cristo; es aquella que le trae a las personas a Cristo mismo antes que Él nazca. En cualquier esfuerzo apologético, siempre es mejor empezar con algo que la gente ya ha aceptado. Por el hecho de que los musulmanes ya tienen una devoción a María, nuestros misioneros deberían estar satisfechos simplemente por expandir y desarrollar esa devoción, con la plena conciencia de que Nuestra Señora conducirá a los musulmanes, en el curso del camino, hacia su Divino Hijo. Ella siempre será una "traidora", por así decir, en el sentido de jamás aceptar cualquier devoción a ella que no conduzca a su Divino Hijo. Así como pierden la fe en la divinidad de Cristo aquellos que pierden la devoción por ella, los que intensifican esta devoción gradualmente adquieren aquella fe.

La Virgen María es diferente de todas las demás mujeres del mundo y, sin Cristo, nada sería.

Muchos de nuestros grandes misioneros en África ya neutralizaron la antipatía, el odio y el prejuicio que los musulmanes tenían contra los cristianos a través de sus actos de caridad, de sus escuelas y de sus hospitales. Ahora nos falta utilizar otro enfoque. Necesitamos tomar el capítulo XLI (41) del Corán y mostrar a los musulmanes que ese pasaje fue sacado del Evangelio de Lucas; mostrar a ellos que María no podía ser, incluso a sus propios ojos, la más bienaventurada de todas las mujeres del cielo, si ella no hubiera dado a luz al Salvador del mundo. Si Judit y Ester, del Antiguo Testamento, fueron prefiguración de María, entonces Fátima puede bien ser considerada como una "figura posterior" de María!

Los musulmanes deben aprender a reconocer que si Fátima debe dar un lugar de honor a la bienaventurada Virgen María, eso sucede porque ella es diferente de todas las demás mujeres del mundo y, sin Cristo, nada sería.

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